A modo de introducción me gustaría decir que esta iniciativa, El Jardín de Babel, me ha parecido muy dinámica y divertida, además de un estupendo proyecto para conocer gente, sociabilizar, empatizar y familiarizarte con otras culturas.
La primera microclase a la que asistí fue de árabe. En esta clase aprendimos a decir cómo nos llamamos en árabe; además, pronunciamos los números del 0 al 10; pudimos ver y tocar libros de esta cultura con la grafía original, como el coram; y, por último, conocimos la bandera que representa a los diferentes tipos de países de África de habla árabe y cómo se escriben en esta lengua los nombres de dichos países. Bien, para mí esta clase fue interesante, ya que no tenía ni idea de esta lengua y conseguí escuchar en primera persona la manera en que pronuncian y articulan las palabras. Sin embargo, no conseguí retener toda la información que me hubiera gustado sobre cómo se dice en árabe las diferentes palabras que, se supone, debíamos aprender. Por ejemplo, no sería capaz de decir todos los números del 0 al 10 en árabe, excepto el 1 que fue el que me tocó a mí. Por lo tanto, la conclusión que saco de esta clase es la siguiente: me gustó muchísimo el ambiente de la clase, pues trabajamos en grupo y tanto la chica como el chico que impartían la clase eran muy simpáticos, pero el hecho de que en clase solo hablaran en árabe me pareció poco fructífero, porque estábamos más pendientes de interpretar los gestos para deducir el significado de las preguntas, que de aprender las palabras en árabe. No obstante, quedé sorprendida de poder comunicarme y entender a otra persona cuyo habla no conozco, gracias a los gestos y a la parte intuitiva.
La siguiente microclase en la que estuve fue de portugués del río. En ella también predominaron los juegos en grupo y aprendimos muchas cosas sobre el idioma. Empezamos diciendo nuestro nombre y de dónde éramos. A continuación, nos dieron una especie de mapa y, en parejas, debíamos explicar al otro cómo podía llegar a su destino y viceversa, en portugués claro. Además, tuvimos la suerte de conocer un poco la cultura de Brasil y sus carnavales que tan famosos son en todo el mundo. Acto seguido, hicimos una actividad con música típica de allí y, en todo momento, el ambiente de clase era magnífico y, ahora, con ritmo además, lo cual me resultó muy divertido. Por último, nos dieron a probar un dulce típico de Brasil que, por cierto, estaba delicioso, con lo cual también conocimos un poquito acerca de su gastronomía. En general, esta clase me resultó muy completa y creo que en 30 minutos conocimos muchas cosas diferentes sobre Brasil, lo que me parece admirable debido al poco tiempo del que disponían las chicas. Y, en cuanto a ellas, me parecieron unas chicas encantadoras que, en todo momento, mantenían la atención del alumnado. Por tanto, no cambiaría nada de lo que hicimos en esta clase excepto que añadiría color e imágenes a las fotocopias impresas que nos dieron, aunque tal cosa no me parece de especial relevancia.
Como conclusión y opinión personal en cuanto a estas dos experiencias, pienso que la clase de portugués daba más juego, ya que entendíamos mucho mejor el idioma y, por consiguiente, no nos perdíamos tanto y yo, en concreto, me sentía más relajada y segura de mi misma a la hora de participar. La clase de árabe creo que era más difícil de organizar al ser un idioma tan distinto al nuestro y, aunque también fue divertida y muy interesante, la participación era un poco más confusa. Dicho esto, también siento que es meritorio por su parte organizar actividades y explicarlas, de manera que te entiendan, aún sin decir ninguna palabra en español y utilizando solamente el árabe. Por todo ello, doy mi más sincera enhorabuena a todos los participantes y organizadores de este proyecto, que han permitido que los alumnos de la universidad nos conozcamos un poco más mediante el aprendizaje de otras lenguas, y al que no dudaría en asistir de nuevo, ya que me quedé con muy buen sabor de boca tras la experiencia.
A continuación, como colaboradora en el XXXII Congreso Internacional de la Asociación de Jóvenes Lingüístas, el día 11 de noviembre de 2017, haré un breve resumen de algunas de las conferencias a las que asistí. Para ello, me centraré en las que me resultaron más interesantes.
El primer conferenciante del que hablaré es Ángel Huete García, de la Universidad de Tarragona, cuya tesis hablaba sobre la importancia de lo extralexicográfico en la confección de un diccionario digital. Más concretamente, su objetivo es crear un diccionario del léxico de fútbol, en forma de aplicación, por ejemplo, para el móvil, dirigido a hablantes de otras lenguas. Este proyecto busca soluciones individuales y para ello usa varios métodos. Uno de los más importantes se corresponde con el criterio de relevancia de las palabras más consultadas en el diccionario. Quiere decir, que este diccionario se centrará en las necesidades del usuario para ser creado, y en sus situaciones y necesidades. Todo ello, podría representarse con el siguiente esquema:
Como conclusión sobre esta conferencia, y a modo de reflexión personal, debo añadir que me resultó muy llamativo que, siendo el español una lengua tan estudiada, conste de escasas fuentes y recursos digitales y tecnológicos para facilitar el aprendizaje del idioma.
El siguiente comunicante en el que me centraré es Daniel Martín González, de la Universidad Complutense de Madrid. Su conferencia hablaba sobre ¿qué es el idioma sefardí? En primer lugar, nos habló de las diferentes formas que existen de llamar a dicho idioma, otra forma de decir lo mismo sería hablar de judeoespañol, ladino o judezmo. En 1492, los judíos sefardíes son expulsados de España y se ven obligados a emigrar a otros países, aunque en Europa siguen siendo perseguidos. Sin embargo, en Constantinopla no ocurría lo mismo, más bien todo lo contrario, ya que tanto su lengua como su cultura eran modelos a imitar. Esto supuso que la mayoría de los judíos se instalaran allí y, en Constantinopla, llegaron a ser 60.000, la mayor parte de ellos sefardíes. En esta conferencia, tuvimos el placer de conocer un poco a Alexander Thomson (1820-1899), judío sefardí nacido en España. Alexander Thomson fue misionero en Hungría, en 1845, y enviado a Constantinopla en 1846. Daniel Martín, encargado de la conferencia de la que hablamos, estudia los textos de Thomson y los transcribe, y en esto se basa su tesis doctoral. A continuación, citaremos algunas de las características más destacadas del judeoespañol:
- Utiliza una escritura aljamiada.
- Los textos usan nombres propios en hebreo.
- Los verbos y sustantivos aparecen siempre en judeoespañol, por ejemplo, encontramos muchiguar (llenar) o hinchir (hinchar).
- Se percibe, además, la palatalización de los verbos en 2ª persona del plural, por ejemplo, coméis (coméis).
- Y, por último, observamos metátesis en diversas palabras, por ejemplo, haceldo (hacedlo).
Por consiguiente, se deduce que Thomson al escribir, estaba pensando en español, por una serie de rasgos muy curiosos que el conferenciante explica. Por ejemplo, cuando se refiere a Dios no escribe la palabra completa, como sería normal en el habla sefardí.
Por último, hablaremos de la conferencia de Israel Salas Llanas, de la Universidad Autónoma de Madrid. El título de su tesis decía lo siguiente: “Hacia una elucidación tropológica de los recursos lingüístico-cognitivos en ciencia”. Su tema trataba de la importancia de las metáforas en el mundo de la ciencia y lo argumentaba poniendo ejemplos de algunas de ellas. La metáfora que dice: somos polvo de estrellas, es cierta si la analizamos desde el punto de vista de la ciencia, ya que nuestro organismo comparte algunos componentes de los que están hechas las estrellas. Además, el ser humano es creado a partir de una explosión de las supernovas. No obstante, el modelo que sigue nuestro conferenciante es el de las metáforas que funcionan en la ciencia y analiza el valor catacrético de ellas. La idea que se defiende es la de que por mucho que nos ciñamos a la ciencia, si no hay lenguaje que lo describa no existe realidad posible.
La conclusión extraída de esta tesis es que la metáfora funciona como piedra angular de nuestro conocimiento del mundo, ya que permite articular modelos teóricos que satisfacen objetivos cognitivos.
Esta página web ha sido creada con Jimdo. ¡Regístrate ahora gratis en https://es.jimdo.com!